sábado, 24 de noviembre de 2012

Ferdinand-ea

¿Sabías que en el mundo real, el mismo en el que tú y yo bebemos, reímos y nos hacemos pajas, hay islas que aparecen y desaparecen como si se tratase de una novela de Ciencia Ficción? Ferdinandea ha recibido muchos nombres: Graham, Julia, Corrao, Hotham, Nera, Sciaca, y si tú hubieras estado en el lugar y el momento correctos seguramente podrías haberle puesto también un nombre que te pareciera bonito. Ferdinandea aperció un buen día y un buen día desapareció. ¿Cómo es esto posible? Bien, resulta que unos 30 kilómetros más o menos al suroeste de Sicilia se sitúa el volcán submarino Empedocles. Pues bien, hacia 1831, debido a las erupciones volcánicas, el Empedocles asomó el hocico 65 kilómetros sobre el nivel del mar, siendo este hocico la dichosa Ferdinandea. Era el s.XIX y ya se sabe, por entonces el poder no lo medía la posesión de petróleo, sino de tierras, creo yo que independientemente de su utilidad real, así que enseguida los ingleses, franceses, el rey de las dos sicilias e incluso una ya por entonces ridiculizada en sus pretensiones de continuar siendo un fuerte Imperio España, reivindicaron el terreno de la isla como propio. Tal hecho, además de suponer un ridículo despropósito devino en tensiones diplomáticas que pudieron haber sido incluso graves. Sin embargo una vez que el volcán se calmó Ferdinandea volvió a sumergirse, dejando a unos y otros líderes de las naciones con (más) cara de tontos. Fin. Ende. End. Finito.
Al parecer en los últimos años Ferdinandea está volviendo a emerger ligeramente, y actualmente se encuentra a tan solo unos 6 metros de la superficie, frente a los 8 metros de 1999. A lo mejor tenemos otro guirigay diplomático si Ferdinandea decide salir a tomar el aire. Nosotros tenemos experiencias como la de Perejil, glorioso episodio de la Historia Nacional. Dicen ahora algunos fachillas de medio pelo que fue en agradecimiento al apoyo prestado por Estados Unidos en este asunto que más tarde Aznar no tuvo más remedio que participar en la Guerra de Irak, devolviendo favor por favor. Así que quién sabe, a lo mejor cuando Ferdinandea emerja, arreglamos las discordancias en una tarde, pero luego para agradecerlo tenemos que hacer la III Guerra Mundial.

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