jueves, 30 de julio de 2015

saudades



La ignorancia es muy atrevida. Es lo que habrán pensado muchos cuando cierto futbolista portugués salió ante la prensa con una camiseta con la imagen de Franco. Es tan atrevida, de hecho, que cuanto más se quiere disimular, más atrevida es. Por razones de la vida, he podido ver una actualización de Facebook en la que el dueño del perfil retaba al personal a adivinar quién era el personaje que aparecía en la foto subida, sin buscarlo en Google, sin investigar vamos, así a ojo de buen cubero. Era Salazar. Un individuo, quizá porque lo había buscado y se sentía culpable, respondió, efectivamente, que era Salazar, pero que sin el traje militar le había costado reconocerlo.



Total... el dueño del perfil lo dejaba así, no sé si también por ignorancia (en este caso en su sentido más estricto, sin carga peyorativa) o por tener la fiesta en paz, cuando en la respuesta que daba ese tipo estaba la corroboración más flagrante de que los resultados de su experimento eran los esperados.



Salazar no era militar y si existe alguna foto de él con uniforme militar, entonces, se trataría de la excepción y no de la norma.




En fin, no se trata de defender al futbolista de marras ni de lo contrario. Solo dejar este pequeño botón informativo, luego que cada uno haga lo que quiera con su cabecita. Yo, cuando veo dos manos sobre una cabeza y un grito en el cielo, me suele causar rechazo, aunque pueda coincidir con el contenido del grito. Tampoco se trata de ir contra los gritos. Por lo demás, cuando venzamos esa necesidad de ser doctores en todo (y de serlo prácticamente desde que nos chupamos el dedo) y aprenadamos a currarnos nuestra opinión y mostrarla al mundo sin necesidad de sacar carnés de sapiencia o pureza cultural o política, otro gallo nos cantará.



Vale.

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