Preparen a partes
iguales su sistema auditivo y su aparato digestivo para este ataque frontal. Tras
una modesta pero original portada, –aparentemente imagen ñoña de alguna cartela
colgada en la sección de maternidad de un hospital cualquiera, pero en realidad
casquería de la buena si nos fijamos con atención (casquería sutil, si es que
eso existe)–, se esconden casi 40 minutos de grindcore (goregrind, si nos
ceñimos al aspecto estético-letrístico) sin cuartel.
Grindcore. Relapse.
Año 2006. O sea: crema.
No se puede decir
que haya nada nuevo aquí, y en pleno 2006 (fecha del álbum, no es que me haya
quedado congelado en el tiempo) no han pasado pocos ejemplos de esta musiquilla
por nuestros oídos, pero la cuestión es que se trata de un disco muy bueno, sin
más, pero sin menos.
Muy enfatizado el
aspecto hardcore frente al death/metálico/jebi, clásica mezcla entre voces
guturales ultragraves y otras más gritonas, con distintos grados de gorrineo
según el momento, el piñón fijo prevalece, pero hay lugar a momentos de
putrefacción ralentizada, protagonismo distorsionado del bajo, un poco de
melodía (en el uso más concreto de la palabra; no estamos hablando de accesos
ñoños o pseudocomercialoides), solos de guitarra aquí y allá (ni metidos por
meter ni tocados porque sí) y en general una variedad sin recurrir a
experimentos gratuitos, que le da al álbum una diversidad muy de agradecer, ya
que se escucha de un tirón, sin sensación de repetición (lo que a veces pasa en
las mejores familias, con este tipo de música). Hay temazos como Putrid
Serenity, que empieza con un riff así como con ecos sludge, por debajo del cual
entra más tarde la batería metralleta, temas de grindcore puro y duro como Tenderizing
the Malformed o más rítmicos como Violent Necrophilic Climax (que empieza con
un bajo distorsionado la mar viciante, que luego vuelve a tomar el protagonismo
de solanas en algún tramo). Los tres temas mencionados van seguidos, así que lo
dicho: variedad y entretenimiento. Más temas: ritmillos rockanroleros en
Cavernous Sores, algo así como ramalazos death metal en Gutrot Hogfrenzy (por
ejemplo; hay alguno más), algo más punkarras en Undying Lust for Cadaverous
Molestation, música retorcida y compleja en Battered With a Brick (una hostia
de cojones), oscuridad épica en Addiction (intrumental, si obviamos el
discursito final a capela), o el vértigo impenitente en los dos últimos temas,
Hacksaw Hysterectomy y Catatonic Possession, que después de unos 40 segundos de
descenso sin freno hacia los infiernos, baja las revoluciones para acabar dejándonos
una incómoda sensación de pútrida oscuridad.
La producción
está bastante bien, muy lograda. Se distinguen los instrumentos y se integran
bien con la voz, sin perder potencia y sin sonar a plástico o a sobreproducido.
Para que quede constancia y aunque no lo comparto, he leído por ahí que a
algunos les parece que la batería se oye demasiado bajo con respecto al resto
del sonido y eso hace que haya que poner bien el oído para escuchar algunos de
los blast-beasts, con lo que pierde potencia. Por lo que a mí respecta, el
sonido es correcto en ese sentido, pero ahí queda.
Desde que escuché
por primera vez el Sickening Bliss, debo de haberle dado ya unos cuantos
repasos, y no es, ni de cerca, uno de esos discos que puedan perder pegada con
las escuchas, puede que sea al contrario, incluso, que con las escuchas vaya a
más. En mi caso, se trató de mi primer acercamiento en serio a Regurgitate
(antes, nada más que temas sueltos en distintas recopilaciones, radio, etc.), a
pesar de que hace muchos años que la banda cuenta con el reconocimiento del
público (qué le vamos a hacer, no hay tiempo para prestarle atención a todo en
cuanto sale a la luz, y a veces bien que jode). El caso es que parece ser que
con su anterior obra, Deviant, tuvieron algunos ramalazos que no gustaron, en
particular una nueva dirección más oscura, melódica y ambiental (pero no se
hagan ideas raras, ojo, seguimos hablando de grindcore), y en esta que
comentamos ahora, mezclaron la música que siempre había gustado a sus
seguidores con lo mejor de Deviant, de un modo, a juzgar por las críticas
bastante acertados.
Lo poco que he
escuchado de Deviant me ha gustado, la verdad, así como del anterior
Carnivorous Erection (del Effortless Regurgitation of Bright Red Blood, primer
largo, nunca he escuchado nada siendo consciente de ello). Puesto que este
Sickening Bliss me ha gustado bastante (recomendadísimo, vaya), espero escuchar
el resto de la obra con más atención y hablar de ello en este blog, y de paso
hacer alguna apostilla a esta crítica musical, una vez desentrañado el papel y
contexto de Sickening Bliss en la evolución de una banda que apunta alto y no
se conforma con combinar tres o cuatro riffs más o menos pegadizos y los
blast-beats a piñón fijo, sino que, sin dejar de ser honestos a un estilo,
tratan de ofrecer algo de calidad superior. Al menos eso es lo que a mí me
transmiten.
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