Decía que si nunca has tenido un artefacto mágico en las
manos, entonces prueba a superar el volumen Magia
para lectores de Kelly Link, una recopilación editada en 2012 por Seix
Barral con cuentos seleccionados de los distintos libros de la autora (Stranger Things Happen, Pretty Monsters y Magic for Beginners en el momento en que se llevó a cabo esta
traducción y edición) y otras fuentes, como publicaciones online, revistas o antologías de varios autores. En muchas
referencias se toma este libro por traducción de Magic for Beginners, se comprende que por el juego de palabras,
aunque bastaría mirar con atención las últimas página para comprobar el origen
distinto de cada cuento. No pasa nada, porque la recopilación tiene tanta consistencia
como si hubiera sido concebida realmente como un único libro desde el
principio. Los cuentos, por otra parte, son bastante largos (de entre 30-50
páginas, más o menos), lo que facilita la tarea de verlos como mundos aislados,
casi como si fueran novelillas, de forma que la consistencia, aunque la haya,
no es tan importante. Al grano: lo que hace Kelly Link es dar una lección de
imaginación y solvencia literaria (dos aptitudes no siempre unidas) de no te
menees, y lo hace mezclando cultura thrash,
TV, fantasías de plástico, dibujos animados, cuentos de hadas, espada y
brujería, trascendencia e intrascendencia adolescentes, vampiros y otros monstruos
y recursos literarios audaces, todo sin despeinarse. Se la ha comparado insistentemente
con J.K Rowling, comparación que sería acertada si J.K. Rowling molase y
supiese escribir, si fuese el triple de audaz y original y escapase a un
devenir creador exudante de obviedades. Lo que pasa es que Kelly Link usa el
género para la literatura y no al contrario, como tantas veces sucede; lo
trasciende para dar forma así a una obra de valor. Si la actual generación del
gótico de colores, el ánime y el LOL supiera de su existencia (es decir, si
estuviera arropada por un cheque en blanco destinado a publicidad, como es el
caso de quienes ocupan el podio que a ella pertenece), se rendiría a sus pies. Pero
ojo, mientras que su literatura es claramente generacional, como todo lo que es
bueno con todas las letras, es también para que la disfruten los amantes de lo
que es bueno. Sin más.
Tendrán un refugio seguro en Kelly Link quienes
echen de menos a esos Tim Burton o Neil Gaiman que combinaban sin tapujos la
fantasía gótica pop y la alta cultura (sobre todo el segundo, cosas de
ingleses) para parir obras para la posteridad con la misma naturalidad que si
se hiciera solo (hace, de hecho, tanto tiempo de eso, que parece que ni fue
verdad, que la casualidad fue aquello, que Burton y Gaiman son esencialmente
manieristas de sí mismos, como si el esplendor anterior fuese solo un paso
necesario para la autoimitación de baja calidad y la repetición extenuante, su
verdadera meta*). Conste que soy bastante exigente: del primero no
me gustó una peli después de Sleepy Hollow (y miedo me da volver a verla, por
si acaso) y del segundo solo alguna cosilla después de Sandman (y es que, hoy
por hoy, ¿alguien quiere algo de Proust que no sea En busca del tiempo perdido?). Lo que quiero decir es que no me voy
corriendo por las paredes cada vez que la fantasía de consumo llama a mi
puerta, pero Kelly Link supera la prueba, como otrora hicieran los mentados,
y como todos los verdaderos artistas, recoge el testigo de sus maestros de esta historia
para llevarlo un poco más allá.
*¿Pero quién soy yo para poner en entredicho la
buena vida?
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