Ataraxy – Where All
Hope Fades
Pues…
los
tiempos en los que en este país se hacía música con complejos o (su reverso
tenebroso) en los que desde la industria se nos pedía que hincháramos el pecho
de orgullo patrio ante productos que no cubrían la cuota si se comparaban con
lo que había por ahí afuera pasaron ya hace mucho. También es cierto que en el
death metal siempre hubo escuela, con el trabajo temprano (con respecto a las
áreas genésicas) de bandas como Absorbed, Fermento, Unbounded Terror,
Unnatural, Hemorragia o Avulsed y el trabajo que, para bien y para mal, se hizo
desde Repulse Records. Unos con mayor fortuna y otros con menos, el death metal
patrio no fue pábulo de fetos malparidos entre infantiloides y vergonzantes como
sí lo fueron, por ejemplo, el black metal (esos Dark Drakkar) o el jebi con
'j', con sus remedos noventeros muy locos del speed metal que entonces pegaba
(Sorcery, por ejemplo, y otros tantos de los que no me quiero acordar, un poco
por vergüenza ajena y un poco porque algunos aún siguen en el business). No tuvieron poca culpa de
esta copiosidad de tercera categoría las prácticas de ciertas discográficas que
trataban de pillar su cuota de mercado a base de publicar a cascoporro y con
malísimas producciones, en lugar de mimar cada producto en particular, como
corresponde a las casas pequeñas y sin delirios de grandeza; luego eran los
primeros en dar la tabarra con lo de que había que apoyar lo local (sí, estoy
pensando en Arise Records).
Pero…
esos
tiempos pasaron y el presente supone que bandas como Ataraxy fichen desde Zaragoza
con una discográfica como Dark Descent, de catálogo impecable y base en
Colorado, para escupir un pedazo de obra como es Where All Hope Fades. Teniendo cuenta que los de Colorado se
decantan por el death metal pesadón, aplastante y oscuro (o al menos es en lo
que tienen mejor ojo), no extraña que el trabajo previo de esta gente llamase
su atención. Aunque ya pasaron años desde aquel Revelations of the Ethereal (2012; con un sencillo de dos temas en
2016, The Festival / The Tomb) y, no
sé cómo lo verá otra gente, pero a mí me parece que se nota bastante. Y no es
que aquel fuera un mal álbum (de hecho, se trata de un pepinazo importante que
no hay que perderse, con ojo a supertemazos como Ceremonial Flames), pero se percibe en Where All Hope Fades una férrea voluntad de ir un paso más
allá, de no conformarse con hacer «simplemente» otro buen álbum, ¿de trascender?
No es que hayan materializado un cambio de estilo, pues mantienen una continuidad
bastante coherente, que otorga al conjunto de los trabajos un carácter
compacto. En algún sitio vi que se los definía como «new old school death
metal» y la verdad es que me parece una etiqueta muy acertada tanto para ellos
como para una gran cantidad de bandas que, en los últimos años, están partiendo
de presupuestos «clásicos» para dar forma a un death metal de pleno siglo xxi, el famoso un paso hacia atrás para
dar dos pasos hacia delante, tal como lo hacen de hecho tantas de las mejores
bandas de Dark Descent, como pueden ser Ensnared, Blood Incantation, Spectral
Voice o Krypts, frente a la oferta meramente vintage de unos Binha, por no cambiar de casa. Como ocurre con la
música de aquellos, todo en Ataraxy aparenta en lo superficial estar hecho para
el amante del death metal de siempre, pero no hay que esperar mucho para ver
que, sin ni mucho menos crear un nuevo estilo ni pretenderlo, Ataraxy actualiza
ese legado. A la vocación de putridez pesada y oscura con recurso a los armónicos
desquiciados heredada de (cómo no) Incantation, se suman el uso recurrente de
teclados para reforzar la ambientación tétrica (nada de orquestaciones pomposas,
por fortuna), renegando de toda mayestática y ubicándose siempre en el terreno
de lo macabro, así como de guitarras afiladas y melódicas con tempos percutivos
agresivos y constantes, de querencias más jebis (o más thrash, según se mire) que un death metal puramente a la estadounidense,
lo que también los acerca al famoso estilo de Estocolmo (también la producción
es menos compacta que la de unos Incantation, menos aplastante y más cercana a
la de un death metal más primigenio); esto, por otra parte, tanto trémolo y tanto arpegio, ya se sabe, hacen aflorar ese black metal siempre latente en toda buena banda de death oscuro. Sea como sea, basta para escuchar enganchadas la apertura
instrumental The Absurdity of a Whole
Cosmos y el primer tema al que da paso, el monumental A
Matter Lost in Time, para conocer todos los ingredientes de la receta que
nos traemos entre manos, que incluye, además de lo dicho y alguna otra cosa
(como un cierto regodeo en los desarrollos de las partes instrumentales y en la
tendencia de estas a la melancolía apesadumbrada, de aire romanticista, algo muy destacado
en el último corte, The Blackness of the
Eternal Night), no poca melodía, que no pastel (no sé si estaré loco, pero
en algún momento hasta me pareció percibir algún ramalazo de Dissection); luego
no hay más que relajarse y dejarse llevar por las voces enloquecidas, violentas
pero desesperadas (como si a Van Druunen le saliera bien lo que lleva tratando
de hacer toda la vida), que nos narran la visión de existencialismo nihilista
que envuelve la música de Ataraxy, una cosmogonía enlodada en la que la presencia
del ser humano no solo no tiene sentido, sino que está condenada al sufrimiento
y a la irracionalidad. Todo se nos escapa de las manos y estamos destinados a
no entender nada. El mundo es una puta mierda y los de Ataraxy lo saben. Si Where All Hope Fades es un himno o una
muestra de aflicción, eso queda a juicio del oyente.
El
2018 también promete en Dark Descent lo de Hyperdontia (los dos temas que circulan por ahí, Aura of Flies y Majesty, lo petan en su onda de unos Morbid Angel pero más pesados
y oscuros); lo de Malthusian; el black metal agresivo, oscuro y medio desquiciado
de Devouring Star; la locura lo-fi y trastornada de Dire Omen, o la brutalidad
tenebrosa de Ritual Necromancy. Luego que por qué se nos mueren las plantas de
casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario